martes, 16 de septiembre de 2014

GINGER SNAPS (2000)


Brigitte (Emily Perkins) y Ginger (Katharine Isabelle) son dos hermanas que comparten un mórbido gusto por lo macabro, específicamente tienen una fijación con la muerte, vista a través de sus expresiones más violentas. Tienen como afición tomar fotografías en las que recrean suicidios protagonizados por ellas mismas y en la escuela son consideradas unos bichos raros. Sin embargo, los problemas de adaptación en el colegio serán lo de menos, una vez que sean atacadas por lo que parece un hombre lobo, llevándose Ginger la peor parte. Ginger comenzará a sufrir una paulatina serie de transformaciones que van desde el crecimiento de vello corporal hasta la aparición de garras. Por su parte, Brigitte, fiel al juramento de nunca separarse, asume la responsabilidad de ocultarla mientras encuentra un antídoto.

Ginger snaps es una película canadiense dirigida por John Fawcett, la cual aborda el tema de la licantropía escapando a los esquemas tradicionales, rompiendo con los clichés y las fórmulas ya conocidas del subgénero. Aderezada con algunos momentos de humor negro -no por ello convirtiéndose en una parodia- la película destaca por tener un planteamiento inteligente, en el que se da mayor importancia a la metamorfosis de la protagonista, que a todo el clásico rollo de encontrar al lobo que la mordió, para matarlo y acabar con la maldición.

Otro acierto es la ambientación. La trama se desarrolla en un suburbio como tantas otras, pero aquí no hay chicos guapos y muchachas lindas estilo Beverly Hills 90210 (véase Scream, Sé lo que hicieron el verano pasado), sino jóvenes comunes y corrientes que distan mucho del american way of life, de hecho encajan más en una película de Larry Clark (Kids).

Un hecho curioso es que, Ginger sufre dos transformaciones en forma simultanea; por un lado se transmuta en loba y por el otro, experimenta los cambios físicos propios de la adolescencia, lo que se podría interpretar como una metáfora de la misma. En ambas fases está presente el dolor, el desconcierto, el cambio de estado de ánimo y la incomprensión, así como un impulsivo deseo sexual que la lleva a clavarle el colmillo a sus parejas, dicho en forma literal.

A sabiendas de que se trata de una cinta de bajo presupuesto, no es de extrañarse que los efectos especiales y el maquillaje sean bastante modestos, sin embargo pueden calificarse como aceptables. A resaltar la actuación de las protagonistas, sobre todo Emily Perkins, quien curiosamente en el 2000, ya tenía la edad de 23 años.
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